sábado, 9 de diciembre de 2017

EXTRAÑA TORRE EN CARMONA (SEVILLA)

Acabo de volver de la bella y milenaria ciudad de Carmona, a unos 38 km de Sevilla capital, emplazada en una zona elevada denominada Los Alcores desde la que se otea una extensa vega que se pierde en el horizonte, aunque un tanto desolada.
Cerca del conocido Parador, a unos 200 mts, se emplaza una humilde torrecita que pasa totalmente desapercibida.
No figura en guía alguna de la ciudad, ni llama la atención del viandante.
A su alrededor crece hierba mustia, se amontonan latas de Mahou y Cruzcampo, alguna excrecencia perruna y algún desecho con fluidos producto de una larga noche de pasión...
Pero que tiene de particular esta humilde y minimalista atalaya objeto de mi atención?
Cuelgo algunas fotillos por si algún lector avezado me sorprende y acierta qué función pudo tener.
Os doy una pequeña pista: este tipo de torres se construyeron a mediados del S. XIX y abundaron en Navarra y País Vasco, aunque las hay por toda la geografía española.






domingo, 26 de agosto de 2012

Aljibes de Cabo de Gata (Andalucía, España) (I)

El Parque Natural Marítimo-Terrestre de Cabo de Gata Níjar, es una zona subdesértica del extremo suroriental de la península ibérica. Posee la menor pluviometría de todo el continente europeo, debido a que los vientos húmedos procedentes del Atlántico chocan con las cordilleras béticas, descargando el agua a barlovento (Granada), de manera que cuando sobrepasan dicha barrera física a sotavento (ya en Almería y Cabo de Gata) están secos, despojados de toda humedad.


Lo único que impide que el clima sea plenamente desértico es la proximidad del mar. Las altas temperaturas provocan una elevada evaporación del agua marina, lo que determina una considerable humedad ambiental, que con el frío de la noche precipita en forma de rocío. Son las denominadas "precipitaciones ocultas". Lo reseñado posibilita la pervivencia de una serie de interesantes ecosistemas como por ejemplo el azufaifar.

Azufaifo
Obvia decir que el factor limitante en esta zona es el agua. A lo largo de la historia de este territorio, el hombre ha buscado afanosamente la forma de captar y almacenar ese preciado líquido, tanto para su propio uso (doméstico) como para los animales y el riego. Las soluciones adoptadas son originales y variadas, pero en este primer artículo nos referiremos sólo a los aljibes.

Aljibe. Cortijo de dña Francisca
Los habitantes de este espacio árido han logrado sobrevivir lejos de fuentes y manaderos, utilizando para ello sólo el agua que descargan las tormentas. Para conseguirlo tienen que capturar el máximo posible de agua en el escaso tiempo que duran estos fenómenos meteorológicos, utilizando para ello aljibes como el de la imagen.
Los aljibes son depósitos que sirven para almacenar las aguas de lluvia procedentes de áreas lo más impermeables posibles tales como laderas rocosas o microcuencas, las cuales corren libremente y se dirigen mediante un canal al receptáculo.
Poseen planta rectangular y cubierta de bóveda de medio cañón. Se asociaban a la ganadería cercana o trashumante (para el uso doméstico se usaban los tanques, que ya veremos en el siguiente artículo).

Esquema de un aljibe
Las dimensiones más corrientes de los aljibes oscilan entre los 6 a 10 mts en su lado mayor, y en torno a 5 mts de anchura; con una profundidad del vaso o depósito interior, de 4 a 6 mts bajo el nivel del suelo. Para extraer el agua cuentan con una polea elevadora.

Vista en perspectiva de un aljibe. Al fondo la cuenca de recepción con forma cóncava
Adosado al exterior suele haber receptáculo para colocar los cántaros, pileta para la colada y abrevadero para el ganado.

Pileta para la colada en un lateral del aljibe
Por último reseñar que antes de llegar las aguas de escorrentía al depósito interior del aljibe se las suele hacer pasar por un pequeño decantador para clarificar el agua, eliminando un alto porcentaje de sólidos en suspensión.

Aljibe del cortijo El Fraile. En primer plano decantador previo al depósito del aljibe para eliminar los arrastres y sólidos en suspensión que suele llevar el agua de escorrentía


domingo, 12 de septiembre de 2010

¿POR QUÉ HAY TANTO APELLIDO VASCO EN ESPAÑA?

En mis años de universidad, recuerdo a una compañera de Cádiz apellidada Uribe. 
Un compañero actual de trabajo, natural de un pueblo de Extremadura, se apellida Eguibar.
Si un día que no tengamos algo mejor que hacer cogemos la guía telefónica, observaremos que hay abundancia de apellidos vascos a lo largo y ancho de la geografía española.
En muchos casos, como en los dos reseñados, afirman desconocer tener ancestros vascos; sus padres ó abuelos nunca les hablaron de ningún ascendiente vascongado. Sin embargo, es evidente que lo hubo.

Para intentar explicar esto, debemos remontarnos necesariamente al siglo XVI - XVII. La vasca  era "tierra pobre de pan y vino", aunque "rica en maíz y manzanas"; "por la poca distancia de la tierra, y muy crecida multiplicación de la gente della muchos hijos de los naturales moradores de dicho señorío de Vizcaya se casaban, tomaban sus vecindades fuera de Vizcaya, en la parte de Castilla" explica un polvoriento expediente de Vizcainía.
 Casa torre Barroeta. Murquina (Vizcaya)

 En una sociedad arcaica como la que nos ocupa, el control de natalidad brillaba por su ausencia; las familias disponían de un pequeño trozo de tierra cuyo núcleo era el caserío, y era impensable trocear esa tierra, ya de por sí menguada, para repartirla entre los hijos.
Los antiguos fueros vascos facultaban al padre a nombrar entre los hijos varones al heredero universal; "etxerako zara", "eres para casa" le decía solemnemente el padre llegado el momento. Era la figura del mayorazgo, que solía recaer en el hijo mayor varón.
¿Pero qué pasaba con los otros hijos?
las mujeres no contaban; al benjamín de la familia lo enviaban al seminario tuviese ó no vocación; y al resto de hijos se les daba oficio (cantero, carpintero, tonelero,...) y enviaban fuera a buscarse la vida, ó bien iban de aprendiz.
Comenzaba así un periplo, que en el mejor de los casos finalizaba en las cercanas tierras de Castilla, y en el peor en las Américas. 

Martín de Uzuriaga se levantó aquel día temprano, pues estaba inquieto  ante el desconocido acontecer que le esperaba; corría el año de 1650 y el destino le tenía reservado una nueva vida en algún lugar de la antigua Castilla.  
En Uruñuela (La Rioja actual) se estaba construyendo la iglesia parroquial; su padre conocía al maestro cantero y le había pedido que aceptara al hijo de aprendiz.
Por primera vez iba ha abandonar su caserío natal en Marquina (señorío de Vizcaya), a sus padres, sus hermanos; todo aquel entorno que le resultaba tan familiar debería dejarlo atrás para siempre a sus escasos 14 años. Probablemente ya jamás volvería.
 Casa torre de Ubilla. Marquina (Vizcaya)

No cuesta imaginar al joven vascongado (es el término más correcto, y así es como se les denominaba del Bidasoa para abajo; significaba que habla vascuence; más genéricamente se les denominaba vizcaínos) Martín de Uzuriaga, recién llegado a Uruñuela, esforzándose por hablar el idioma de su nueva tierra. Su afán era integrarse rápida y completamente en la sociedad que lo acogía. 
Un lugareño lo identifica como claramente diferente "Martín de Uzuriaga fue natural del lugar de Barinaga en el señorío de Vizcaya y como tal vino a esta villa, a trabajar del oficio de cantería, sin saber hablar más que vascuence y por lo mismo, y su lengua preciosa y querer hablar castellano, y decir algunas cosas que causaban risa le hacían conversación, que es la verdad"

Esto, que nos resulta tan familiar actualmente en occidente -donde una legión de inmigrantes intenta hacerse un hueco en nuestra sociedad-, por este trance, digo, tuvieron que pasar muchos vascongados en aquella época.

Curiosamente, pasados ya casi cuatro siglos, el apellido Martín de Uzuariaga se ha extinguido en  el País Vasco  pero pervive en Uruñuela desde 1650, junto al menos otros nueve apellidos vizcaínos.   
Iglesia de Uruñuela (La Rioja)

Volvamos a la máquina del tiempo y situémonos esta vez en el Antiguo Régimen -segunda mitad del XVIII-. 
Se impone una sociedad basada en el pivilegio y en la diferencia de clases. Para estar exentos de trabajar, de pagar impuestos, ó de contribuir militarmente a las guerras, hay que exhibir limpieza de sangre, acreditar que ésta no estaba contaminada por la de herejes moriscos ó judíos. A algunos colectivos se les presuponía  de entrada esa limpieza de sangre (tenían ese privilegio); entre ellos los Vizcaínos.

Han pasado varias generaciones desde que nuestro amigo Martin de Uzuriaga se establece en Uruñuela en 1650, y ahora sus descendientes desean demostrar que son de noble linaje; para ello deben presentar un expediente de Vizcainía. 
Se ven obligados a ir al lugar de origen de su antepasado el cantero, y solicitar la partida de bautismo y todo tipo de prueba documental que acredite el orígen vizcaíno de la familia. El proceso era largo y tedioso, debiendo sustanciarse ante un juez de la Chancillería de Valladolid.

Según el catálogo genealógico de vizcainías, desde 1751 hasta 1819, se solicitaron 851 expedientes en toda España. 

En Cataluña, la cuestión funcionó de otra manera: normalmente el hijo mayor heredaba la masía (el hereu), mientras que al resto de hijos los enviaban a Barcelona para velar por los intereses de la familia ó para trabajar en comercios (botigas). 
De esta forma, los apellidos catalanes se expandieron menos por Castilla y lo que es ahora el resto de España.  

Nota: para más información consultar bibliografía y artículos de Javier Díaz Noci, Universidad Pompeu Fabra


domingo, 25 de abril de 2010

ALMAZARA PALLARÉS HERMANOS (CABRA, CÓRDOBA)

La subbética cordobesa -junto a la provincia de Jaén- es el epicentro mundial de uno de los tres elementos  que componen la tríada mediterránea: el  olivo. 
Aquí todo evoca a este noble árbol: empiedros de molinos por doquier, estatuas de olivareros, prensas de husillo y demás piezas de museo por cualquier calle ó plaza...

Me decido a entrar en la antigua almazara Pallarés Hnos, situada dentro del núcleo urbano de Cabra (Córdoba) y actualmente en activo. Me atiende una empleada muy amable que deja lo que está haciendo ofreciéndose a enseñarme el museo a mí sólo.

Pallarés Hnos. de origén catalán (tenían fábricas en Tortosa, Borjas Blancas y Alcañiz) se constituyó en Cabra en 1917 siendo en un inicio almazara y bodega, aunque más tarde se dedicó en exclusiva al aceite.
cartel de Penagos, famoso cartelista homosexual y republicano. Nos creíamos que esto de la oleicultura es un invento de ahora, y ya en 1924 se celebró el VII Congreso; además itinerante, por gran parte de España

En el pasado siglo, el socio alemán de Pallarés le adeuda una suma importante de dinero y le paga en especie: maquinaria de fabricación de latas de hojalata para envasar el aceite. Gracias a esta circunstancia la empresa posee una de las mejores colecciones de latas de aceite litografiadas (estampado en piedra) de España; en total 280 latas de distintos tamaños y litografías.

Las máquinas realizaban todo el proceso hasta la manufactura final, llegando a producir 2000 latas diarias. La empresa tenía un márketing muy potente y desarrollado para la época (buenos diseños, canales de distribución por toda Europa).
En la posguerra los mercados exteriores se cierran a los productos españoles y Pallarés Hnos. se las ingenió para seguir exportando. Rotularon sus latas en italiano y de esta forma sortearon el boicot económico exterior; eso sí, en ningún momento renegaron de su españolidad; sus latas ponían en italiano "Imballaggi in Spagna" (envasado en España), omitiendo que estaba fabricado también aquí.
Por esta época trabajaban en las instalaciones 300 obreros de forma fija, y unos 600 en plena campaña; muchos, teniendo en cuenta que Cabra contaba con 4000-5000 habitantes.

Cada lata tiene su historia, alguna incluso rocambolesca. La empresa posee una de las dos únicas latas que se conservan con el busto litografiado del rey Alfonso XIII. Con la Casa Real hubo tiras y aflojas, porque ésta se negó a que la imagen real fuera utilizada para márketing de un producto comercial; pero tras arduas negociaciones (se conserva la correspondencia) Pallarés se salió con la suya.

Me comenta la guía que el envase de lata -junto al envase de vidrio oscuro- es el mejor para conservar el aceite manteniendo sus propiedades organolépticas.

Pallarés diseñó una pequeña prensa de laboratorio para comprobar el rendimiento de la aceituna (kg de aceite que se obtenía por kg de aceituna). Era accionada por una bomba hidráulica manual (ver en la parte inferior la bomba con su palanca de mano). Como era diseño y fabricación de la propia marca, no lleva -como es habitual en estos casos- ninguna inscripción comercial la parte superior frontal de la prensa.

La almazara expuesta es a la vez eléctrica e hidráulica. Un pequeño motor de 5,5 CV pone en marcha toda la maquinaria, transmitiendo el movimiento rotatorio mediante ejes y poleas al molino de rulos y a las bombas hidráulicas de pistones.
en la imagen puede verse la transmisión al molino de rulos a través de ejes y poleas; en la parte superior el eje horizontal comunica la rotación al eje vertical del molino mediante engranajes

Las poleas van por pares; unas son motrices (transmiten el movimiento), y otras poleas locas (no lo transmiten). Se podía parar por ejemplo las bombas hidráulicas mientras seguía funcionando el molino; para ello bastaba con accionar con la mano un mecanismo
esa especie de horquilla horizontal servía para cambiar de la polea motriz a la polea loca y viceversa en la bomba de pistones

La bomba hidráulica de pistones ejercía una presión gradual sobre la plataforma inferior móvil de la prensa de husillo, haciendo que ésta -cargada con los capachos- se moviera hacia arriba.
bomba hidráulica de 3 pistones; podía ejercer una presión superior a los 500 kg/cm2. En el depósito inferior almacena agua, que los pistones mandan con presión gradualmente cada vez mayor  a la prensa hidráulica de husillo

El agua a presión procedente de la bomba de pistones hace elevar la plataforma inferior de la prensa, cargada con los capachos de pasta de aceituna molida. La enorme presión ejercida por la plataforma inferior móvil con la superior fija, provoca la liberación del líquido de la aceituna: aceite, agua de vegetación y un pequeño porcentaje de sólidos.
la pasta de aceituna se intercalaba con los capachos, colocándose en la parte central de éstos (para que la presión fuera efectiva)

A cada prensado se le denominaba "cargo". Era frecuente colocar 100 capachos con 10 kg de pasta en cada uno (unos 1000 kg de pasta por cargo). 
Los capachos se confeccionaban con esparto y fibra de coco; actualmente están prohibidos estos materiales, empleándose un tipo de plástico alimentario.

Finalmente el aceite se decantaba, para separar el agua de vegetación y los sólidos, del aceite propiamente dicho

domingo, 31 de enero de 2010

ALMADÍAS Y ALMADIEROS DE NAVARRA (I)

¿Os imagináis a 4 tipos en una balsa articulada en varios tramos, dirigida mediante el uso de unos remos, circulando por los rápidos de un río pirenaico hasta llegar a su destino, algún puerto decenas e incluso cientos de kilómetros río abajo?.

No eran locos practicando deporte extremo, eran lugareños que simplemente iban a ganarse el sustento poniendo en riesgo sus vidas; porque cuando aprieta la necesidad -y aquellos eran tiempos duros- se aguza el ingenio y uno se busca las habichuelas del modo que sea, sin detenerse a valorar las consecuencias de los actos.

Pero empecemos por el principio, hagamos un viaje retrospectivo en el tiempo y situémonos en los albores del siglo XX, en el valle del Roncal, río Esca, por donde era familiar ver circular estos artefactos denominados "almadías".


¿Que es una almadía? antes tracé un esbozo; se trata de una balsa de madera, articulada en varios tramos -hasta seis- elaborada con troncos iguales, debidamente alineados y enlazados, que conducida por el hombre mediante remos discurre a flote río abajo.

Tenían por objeto dar salida por vía fluvial a toda la riqueza forestal de los valles pirenaicos. Ocasionalmente se usaban para otros fines: transporte de leña, de piezas de madera ya trabajadas, etc.


Almadieros (Navarra), navateros (Aragón), raiers, (Cataluña) gancheros (Castilla),...distintas formas de designar un mismo oficio con sus variantes, según la zona geográfica y las peculiaridades de cada comarca.

La primera cuestión que se nos viene a la cabeza es por qué  sacaban la madera por vía fluvial. La respuesta es obvia: en esos valles no había otras vías de comunicación que estrechos y escarpados caminos, y el propio río. Arrastrar los troncos con caballerías por esos caminos era inviable; la única opción era disponer del río como medio de transporte.

Actualmente no sería posible revivir aquella experiencia: la construcción de presas, minicentrales hidroeléctricas y el bajo caudal de los ríos, haría imposible recorrer esos trayectos aunque sólo sea por añoranza.

Dentro de los cauces fluviales del Pirineo, el río Esca es sin duda el que tuvo más tráfico almadiero, y el último en perderlo. Es el río más oriental del Pirineo navarro. Recorre de norte a sur el valle de Roncal (pasando por Isaba, Urzainqui, Roncal y Burgui) adentrándose en la Alta Zaragoza (pasando por las villas de Salvatierra de Esca y Sigüés), desembocando en el río Aragón, en lo que hoy es la cola del embalse de Yesa. La inauguración de este embalse provocó la definitiva desaparición de las almadías en 1952  tras un lento declive.

En realidad no fue la presa la que acabó con ellas; fue el progreso, las carreteras, los camiones (cada camión que transportaba madera era una almadía menos); en definitiva, el culpable fue el fin del aislamiento de estos valles.


 

Los troncos con los que se construían las almadías eran de árboles de la zona: pinos, abetos y ocasionalmente hayas. Los troncos se preparaban antes de ser atados en tramos; se les quitaban las ramas, corteza, y a golpe de hacha se procedía a cuadrarlos -en caso de ser usados como vigas para la construcción-.
Esto significa que el producto final que navegaba por los cauces fluviales no eran troncos, sino vigas de madera ya preparadas para ser usadas en la construcción; salvo que el pedido fuese expresamente para otros fines.

 

Una vez trabajados, los maderos permanecían en el bosque una buena temporada para secarse, reduciendo su peso a la mitad. y adquiriendo una coloración tostada algo grisácea.

El desembosque se realizaba mediante arrastre por tracción de machos (mulas); otras veces se utilizaba un método más diligente consistente en enfilar los maderos por un barranco, propulsados por su propio peso. Si en su carrera chocaban contra un escollo (árbol, peñasco) corrían el riesgo de partirse; pero más frecuente era que tras deslizarse unos metros toparan con un obstáculo y frenaran su caída quedando bloqueados.

Continuará...

Para más información: "Almadías por los ríos de Navarra", ed. Evidencia Médica, S.L.


miércoles, 9 de diciembre de 2009

UNA CURIOSIDAD SOBRE LAS CAMPANAS

Este puente de la Inmaculada he visitado Antequera (Málaga), localidad que es encrucijada de caminos, centro geográfico de Andalucía, y que  alberga -eso dicen al menos- el 80% de los monumentos de la provincia de Málaga.
Una visita obligada es la iglesia del Carmen, monumento nacional de finales del XVI, exconvento de los Carmelitas Calzados.
El magnífico retablo  mayor de pino de Flandes está sin policromar porque en su día los donativos no llegaron a cubrir gastos; por aquel entonces no era algo infrecuente.
Puede también admirarse una pequeña talla de virgen con niño, hecha de pasta de cartón -del mismo material que hacían las antiguas muñecas- regalo de los Reyes Católicos tras la conquista de la ciudad, y milagrosamente intacta tras los avatares de la Guerra Civil.
Pero no es mi intención ni la de este blog hacer una descripción detallada de iglesias; me ceñiré al título de esta entrada.
Entre la nave de la iglesia y la puerta exterior hay una antesala con diversos objetos, entre ellos dos campanas; una de ellas lleva una inscripción con fecha de 1871.


Si nos fijamos en las campanas podemos diferenciar dos partes, la metálica, y la parte superior ó cabeza, de madera.


Centrándonos en la parte superior, hay un detalle que puede llamar la atención, la cabeza de madera no está hecha de una sóla pieza, son distintas piezas superpuestas unidas por pernos.


¿Por qué no lo hacían de una sola pieza? dejo la pregunta en el aire, a la espera de que alguien la conteste...
(11/12/2009) Bueno, en vista de que nadie se anima yo mismo responderé a la pregunta. La respuesta está en que si la "cabeza" se compone de varias piezas, éstas absorben mejor las tensiones que una sóla. Caigamos en la cuenta que la campana de la foto no es de repicar, sino de voltear; el peso es muy grande y los esfuerzos ejercidos en la "cabeza" de la campana al girar son enormes. Si se construyera de una sóla pieza no podría absorber las tensiones y se agrietaría con toda seguridad.
Igual pasa con el arado romano, todos están constituidos de varias piezas, nunca de una sóla, y no será porque no haya disponibilidad de piezas enteras.
Si os fijais, en muchas espadañas las campanas están enrejadas ó "enjauladas" en prevención de desprendimientos.
Un amigo me comentó el caso de un badajo que se desprendió del campanario de la iglesia del Pedroso (Sevilla) cayendo en medio de una concurrida plaza; por fortuna no mató a nadie. 
Y ya para finalizar os diré que en Andalucía casi todas las "cabezas" de campanas están hechas de madera de castaño, que es una de las mejores. En las zonas donde haya más disponibilidad de roble ó encina, lógicamente se hicieron de estas maderas. De lo que no se hicieron fue de nogal, porque esta madera se pica en el exterior.

lunes, 2 de noviembre de 2009

UNA COLMENERA EN EL RONQUILLO (SEVILLA)

Era una tarde plomiza de agosto; la canícula caía con toda la inclemencia con la que suele caer en el sur de España por esas fechas; los retenes se afanaban en apagar el fuego declarado en un eucaliptar del entorno de los Lagos del Serrano (El Ronquillo, Sevilla ); en los calveros del bosque, un monte bajo de 1,5 metros de jara pringosa (Cistus ladanifer), entremezclada con brezo y algo de retama. Como gusta llamar a los ingenieros de montes a este tipo de vegetación: "un estadio regresivo" del monte bajo.
Tras arduos esfuerzos, no sin antes algún que otro susto debido a los cambios de dirección del viento racheado, se logra controlar el fuego, apareciendo ante mi vista lo que en principio parecían unas simples ruinas.
Aquella construcción cuadrangular de piedra, sin cubiertas,  me llamó la atención por lo que me aproximé a curiosear.


Construcción vista pendiente abajo

Se trataba de una antigua colmenera, intacta a pesar del paso de los años. La construcción se emplazaba en pendiente, orientada al sur para proteger las colmenas del frío y del viento del norte; secundariamente para que tuvieran más horas de luz.
La orientación más habitual de las colmeneras es la del mediodia (sur) ó suroeste. También a las piqueras (huecos por donde las abejas entran y salen de la colmena) se les da la misma orientación, para que no les afecte de lleno el viento frío del norte.
Cuantas más horas de luz tengan las colmenas, mayor tiempo estarán activas las abejas, y por consiguiente más rendimiento en miel darán. Por ello se evita en lo posible emplazar las colmenas en zonas de umbría.

Interior de la colmenera; puede apreciarse con dificultad el ligero aterrazamiento del suelo

El interior ligeramente escalonado, para que las hileras de colmenas no se dieran sombra unas a otras. Por suerte aún quedaban algunas colmenas de corcho; era un milagro que siguieran allí; tal vez el hecho de que la colmenera estuviese oculta entre las jaras la libró de la rapiña.

Hueco de entrada a la colmenera

La entrada a la colmenera se efectúa a través de un hueco cuadrangular practicado en el muro. Para evitar la entrada de "alimañas" se colocaba en él algún arbusto espinoso, normalmente aulaga (Ulex parviflorus) y piruétano ó peral silvestre (Pyrus bourgaeana).
Muchas veces se colocaban 2 lajas (estribos) en la parte exterior (entre el suelo y el hueco cuadrangular) para apoyar los pies y así facilitar el acceso al interior; esto era de agradecer en el caso de apicultores de cierta edad.
Es sabido que los mamíferos en general rehuyen de los arbustos espinosos; inconscientemente saben que podrían hacerse daño en los ojos, y esto significa una muerte segura. No ocurre así con las aves, a las cuales es frecuente ver anidar en el interior.

Muro de mampostería

Los muros son de mampostería seca (sin argamasa); las piedras son de la zona y están colocadas aleatoriamente unas encima de otras.
El colmenar no sólo se hacía para proteger las colmenas de los animales silvestres, también para los domésticos; no es dificil imaginar cómo pueden acabar las colmenas tras el paso de vacas ó cualquier bestia en general.

Grandes lajas de piedra coronando los muros

Los 4 muros de piedra están coronados por lajas, piedras grandes y planas colocadas en voladizo. Esto se hacía así para evitar en lo posible que los mustélidos, en particular tejones, pudieran saltar dentro del recinto a comerse la miel.
Sobre las lajas, sujetos con piedras, también a veces se colocaban arbustos espinosos por los motivos reseñados.

Colmenas tradicionales de corcho

En el suelo observé 5 colmenas de corcho, 2 de sección circular y 3 de sección cuadrada; había algunas más, pero sin tapadera.
En este tipo de colmenas las abejas hacen los panales pegados a las paredes.

Colmenas de sección cuadrada (izquierda) y circular (derecha)

En la actualidad no se suelen emplear porque presentan dos inconvenientes:
- no se puede inspeccionar la colonia, por lo que no se sabe  cuál es su estado sanitario
- se provoca mucho estrés a las abejas cuando se extrae la miel, pues hay que cortar los panales que, posteriormente, deberán ser repuestos por ellas.

Vista de la colmenera pendiente arriba


Para finalizar, os diré que estas colmeneras son muy diferentes de las que nos podemos encontrar por ejemplo en Asturias; las del sur suelen ser rectangulares y poseen muros de poca altura (en este caso tienen aproximadamente 1,30 m); las de Asturias (denominadas "cortines") suelen ser circulares con muros sensiblemente más altos; esto tiene su lógica: en Andalucía se trataba de preservar las colmenas de pequeños mamíferos y animales domésticos, mientras que en Asturias se requería una protección adicional en altura contra los osos.

domingo, 18 de octubre de 2009

EL FUNICULAR DEL BOM JESÚS (BRAGA, PORTUGAL)

Una de las cosas más llamativas de nuestra vecina Portugal es la proliferación de lugares de culto donde se venera a la virgen; su territorio está salpicado de santuarios, normalmente emplazados en sitios elevados de gran belleza. De ellos tal vez el más conocido es el de Fátima, pero hay otros que por sus cualidades paisajísticas, artísticas y espirituales, no desmerecen en absoluto.
En el caso del santuario del Bom Jesús -a 5 km de la ciudad de Braga-, las cualidades reseñadas son sobresalientes, siendo altamente recomendable su visita.




 El santuario comenzó a construirse en 1722



Jardines del santuario


Detrás de la iglesia hay 3 capillas octogonales construidas en la década de 1760, con estatuas en su interior que describen episodios posteriores a la crucifixión

Fuente

Fuente

Escaleras monumentales barrocas con forma zigzagueante


Lago


Reloj junto al lago

Pero lo que de verdad hace atractivo este santuario a los amantes de la arqueología industrial es la pequeña "joya" que alberga.
Me refiero al primer funicular construido en la península ibérica, y para deleite de muchos, aún en activo.

Parte superior del elevador
Un funicular es un medio de transporte usado en grandes pendientes que cuenta con dos cabinas enlazadas por un cable, sobre una vía de ferrocarril.
El elevador del Bom Jesús se construyó en 1822 para facilitar el acceso al santuario y salvar el desnivel de 116 mts que separa éste de la ciudad de Braga.

Fué el primero de su clase que se construyó en la península.
Algunos datos técnicos:
-recorrido: 274 mts
-desnivel: 116 mts
-pendiente: 42%
-velocidad: 1,2 - 1,8 m/s
-duración viaje: 2,5 - 4 min., dependiendo del nº de pasajeros


Hay 2 vías paralelas, cada una de las cuales posee doble carril y cremallera central.



La unidad que sube aprovecha la energía potencial de la unidad que está bajando; pero no basta, se requiere una fuerza adicional para vencer el rozamiento; y aquí está la originalidad de éste funicular: cuando una de las unidades llega a la parte superior de la rampa, se aprovecha la parada para llenar un depósito interior con agua.


Cada cabina posee un depósito de 5850 litros de capacidad, que se llenan de agua cuando las cabinas están en el nivel superior, y vacían en el inferior. La diferencia de pesos obtenida permite el movimiento (sistema de contrapeso de agua).


En el elevador del Bom Jesús la cantidad de agua es calculada en fución del nº de pasajeros que ocupe la cabina ascendente, siendo vertidos 500 l más por cada grupo de 5 personas.


Antiguamente el nº de pasajeros ascendente era transmitido al extremo opuesto (cabina descendente) mediante toques de campana; por supuesto ahora el sistema se ha modernizado.



Bueno y para finalizar os diré que muy cerquita de aquí  -a tan sólo 2 km- se encuentra el santuario de Sameiro, erigido en 1870 a la Inmaculada Concepción. Delante de este santuario se encuentra una enorme campa para las romerías; y ojo con los malentendidos, que campa en portugués significa cementerio.